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Mariana Lozada, bióloga de CONICET y PhD en neurobiología -memoria y aprendizaje- de la Universidad de Buenos Aires Argentina, nos visita entre el 9 y el 13 de julio.

Charla: “Plasticidad del altruismo humano: Un estudio de caso en niños.” Hablará primero sobre aspectos teóricos del comportamiento altruista humano y luego presentará un estudio de caso en plasticidad de este comportamiento en niños.

Cuándo: Martes 10 de Julio.
Dónde: Sala Penal, UDD Campus Santiago, Av. Plaza 680, San Carlos de Apoquindo, Las Condes, Santiago de Chile.

Idioma: Español

Póster:

Resumen: Diversas líneas de investigación científica muestran que el comportamiento altruista humano emerge en etapas tempranas del desarrollo,  es conspicuamente modulado por contextos socio-culturales y contribuye a la salud y el bienestar. Dada esta evidencia hipotetizamos que el altruismo en los seres humanos es una capacidad corporizada y situada que puede ser intrínsecamente beneficiosa. Estudios previos que dan cuenta de la plasticidad del comportamiento pro-social han sido realizados mayormente en adultos. Sin embargo existen pocos antecedentes que evalúen la plasticidad de este  comportamiento en niños. Recientemente, hemos investigado los efectos de una intervención que incluye  prácticas de integración cuerpo-mente, instancias de seguridad emocional y juegos cooperativos sobre el comportamiento pro-social en niños de 6-7 años. La investigación se realizó en 41 niños de 1er grado en una escuela pública de Bariloche, Argentina. Uno de los grados fue asignado al azar como grupo control y el otro como grupo experimental. La intervención consistió en 10 sesiones semanales de 50 min. En el grupo experimental se efectuaron prácticas de atención plena (mindfulness), actividades cooperativas y contextos de seguridad emocional. En el grupo control, se presentaron relatos y videos de diversas temáticas del currículum escolar. Encontramos que después de la intervención, el comportamiento altruista incrementó significativamente en el grupo experimental, mientras que en el grupo control no se observó una variación significativa. También observamos que la frecuencia de comportamientos agresivos fue menor en el grupo experimental que en el grupo control. Esta investigación demuestra la alta plasticidad del comportamiento pro-social en niños, indicando el poder de transformación positiva que podría brindar el contexto escolar.

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